¿Qué hago para parar las batallas en público? Manejo de conductas retadoras en momentos difíciles

Hay momentos y situaciones que son altamente retadoras para las madres, los padres y los cuidadores porque es muy posible que aparezcan conductas difíciles y los adultos se sienten desprovistos de herramientas. Por ejemplo: ir a un mercado, ir a la iglesia, un viaje largo en bus, ir al médico, entre otras. Estas situaciones son retadoras porque son lugares con pocas actividades para que las niñas y los niños se entretengan, o porque van a querer nuestra atención, o porque van a sentir frustración al no conseguir lo que quieren y es muy probable que aparezcan conductas difíciles de manejar. Antes de enfrentar estas situaciones debemos estar preparados y hacer una planificación anticipada, para lo cual debemos tener en cuenta:

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Los adultos deben preparar lo que necesitan llevar o necesitan hacer antes de salir,
no hacer todo en el último momento.

Hay que preparar a la niña, al niño o al adolescente: hablar de la situación que viene y hacer acuerdos sobre la conducta. Que la niña, el niño o el adolescente conozca y entienda las reglas según las necesidades de la situación (por ejemplo, “vamos a ir a la casa de la tía y puedes jugar en el patio con la pelota mientras ella y yo hablamos”).

Definir unos acuerdos básicos y unas consecuencias en caso de llegar a una crisis (“si decides jugar con la pelota dentro de la casa tendré que quitártela”).

Elegir con la niña o el niño algunas actividades para hacer durante la situación: tener juguetes, música, un libro, juegos de palabras, de memoria, etc.

Durante la jornada ofrecer unos minutos de atención. También reconocer la buena conducta y la colaboración.

Si la niña o niño está presentando una conducta difícil, debe mantener la calma y preguntar por los acuerdos previos (“¿qué dijimos sobre jugar con la pelota dentro de la casa?”). Si la situación se pone insoportable, ser coherente y cumplir con la consecuencia preestablecida en los acuerdos, en cuyo caso se puede actuar sin hablar para evitar confrontaciones, castigos o amenazas en ese momento crítico. También se puede usar cualquiera de las estrategias de disciplina positiva para ganar cooperación o parar estallidos emocionales. Una vez haya pasado la crisis y cuando todo esté en calma, se puede hablar del hecho, preguntarle qué pasó, qué soluciones propone y entrenarlo de nuevo para la próxima vez.

Si las cosas no salen como esperaba, recordar que todos los días hay una nueva oportunidad para hacerlo mejor y nunca perder la confianza en su hija o hijo. Con consistencia y confianza se van a lograr cambios positivos en la conducta de la niña, el niño o el adolescente de manera permanente.

El manejo positivo de las conductas retadoras necesita que el adulto mantenga siempre la calma para poder acompañar efectivamente a la niña, al niño o al adolescente.