¿Qué hacer si los adultos y cuidadores alrededor tienen distintas prácticas de crianza?

Lo ideal sería que todos los adultos cuidadores alrededor de una niña, niño o adolescente tuvieran el mismo norte y siguieran las mismas pautas de crianza amorosa. Desafortunadamente, esto no se da muchas veces y hay que aprenderlo a manejar dependiendo de la edad de cada niña, niño o adolescente.

Cuanto más grandes sean las niñas, niños y adolescentes, más podría decirles que usted no está de acuerdo con los golpes ni los gritos del otro adulto y que usted prefiere enseñar a través del amor. Explíqueles lo que va a hacer cuando se presenten conductas retadoras.

Entrar en confrontaciones directas entre los padres y cuidadores o desautorizaciones frente a las niñas, niños y adolescentes puede ser aún más dañino que separar nuestras crianzas. Es decir, si usted ya está en la práctica de una crianza consciente y amorosa debe aplicar los mismos principios con su pareja: buscar la conexión, habilidades de comunicación, enseñar, planificar, fortalecer la relación, etc., porque solo desde un punto de conexión podemos impactar el cambio en la pareja.

En momentos de calma, cuéntele datos de la crianza amorosa con sustento científico, dígale lo que usted hará frente a las conductas retadoras y planifique momentos de riesgo. También puede invitar al otro adulto cuidador a practicar estrategias de crianza amorosa y positiva y esperar la respuesta de las niñas, niños y adolescentes (“¿qué tal si esta vez le dices que entiendes que está enojado y que tú lo ayudarás a buscar soluciones?”, por ejemplo).

También puede suceder que los adultos tengan muchos conflictos entre sí y utilicen la crianza y a la hija o hijo para vengarse de su pareja, ya que sienten que es lo que más le duele. Cuando la hija o el hijo se usa como un medio para desquitarse o causar dolor al otro, es muy probable que quien más se vea afectado sea nuestra propia hija o hijo, quienes sentirán culpa, rabia, impotencia y muchas otras emociones que pueden empezar a causar daño físico y psicológico y, en última instancia, terminen derivando problemas sociales y emocionales. Ningún problema con su pareja justifica los daños que puede causarle a su hija o hijo.

¿Por qué se comporta diferente con cada cuidador? Cuando a algunos les hace caso y a otros no

La crianza ha sido comparada con un partido de tenis, donde cada uno responde a las pelotas según cómo se las tire la otra persona. En el desarrollo, esto se llama “dar y devolver”. La conducta humana aparece siempre en relación con el otro, por esto en la crianza amorosa trabajamos sobre la forma como las madres, padres y cuidadores proponen su interacción con sus hijas e hijos, porque de cada estilo parental se tienen relaciones y resultados diferentes en el desarrollo infantil y adolescente. Por esto, las niñas, los niños y adolescentes responden de manera diferente a cada uno de los adultos que tienen alrededor.

Es posible que si una niña, niño o adolescente ha estado bajo sistemas autoritarios de control de conducta, no responda inmediatamente a prácticas de crianza amorosa, o incluso la conducta difícil se aumente al principio porque estará buscando la relación de fuerza que ya conoce. Sin embargo, y ya sabiendo las consecuencias de la crianza autoritaria en el desarrollo, debemos comenzar poco a poco a hacer cambios en la relación y la corrección, aunque al principio parezca mucho más efectivo usar mecanismos punitivos de control. Tenga paciencia, coherencia y constancia.

¿Qué hago si su mamá o papá cree en el castigo?

No podemos obligar a la otra persona para que haga lo que queremos, pero podemos persuadirla poco a poco de lo que creemos que es lo mejor para nuestras hijas e hijos. Con argumentos científicos y una práctica amorosa y efectiva usted se convertirá en el ejemplo de la crianza más apropiada para su hija o hijo.

Cuando su pareja esté corrigiendo a la niña, al niño o al adolescente de una manera punitiva, aléjese, luego hable con su hija o hijo y pregúntele cómo se siente y acompáñelo en su frustración (no critique ni hable de su pareja, solo de lo que siente su hija o hijo inicialmente). Conviértase en esa figura que acoge, pero no entre de juez o árbitro porque esto generará más resistencia en su pareja y será más difícil el cambio a una crianza amorosa.

Cuando su pareja vea que usted puede relacionarse de manera tranquila, amorosa y efectiva con su hija o hijo, empezará a cambiar. Nadie quiere golpear a una niña o niño por decisión, sino por impotencia. Tenga paciencia que el cambio vendrá poco a poco.

¿Qué hago si los abuelos malcrían?

Tenemos dos tipos de abuelos: los que se encargan de la crianza de sus nietas y nietos y los que son visitados esporádicamente.

Cuando los abuelos se convierten en los adultos cuidadores encargados de la crianza debemos hablarles de lo que queremos, contarles sobre la crianza amorosa, nuestros valores y creencias básicas para irles enseñando, mostrando materiales y dando argumentos poco a poco. Es posible que al principio haya resistencia a cambiar su práctica de crianza con el argumento de que tiene mucha más experiencia que usted y no quieren ensayar algo nuevo. Lo importante es no entrar a juzgar o criticar, sino agradecer por la ayuda que nos prestan e irles enseñando estrategias de disciplina positiva poco a poco.

Cuando los abuelos son visitados esporádicamente suelen ser muy consentidores. En este caso no hay mucho que temer, simplemente podemos decirles que les pidan a las niñas, niños o adolescentes unas reglas básicas de convivencia y mantener los valores familiares (tratarse con respeto, comer, dormir lo suficiente y tener un tiempo de esparcimiento fuera de las pantallas). De resto, es mejor darles libertad para que sean esos abuelos amorosos donde las niñas, los niños y adolescentes pueden relajarse y tener lindas experiencias. No hay que preocuparse porque las niñas, los niños y adolescentes aprenden qué reglas hay y cómo comportarse en cada uno de los espacios, lugares y personas con las que se rodean.