¿Qué dice la Ley 2089 que prohíbe el uso del castigo físico y los tratos crueles, humillantes y degradantes contra niñas, niños y adolescentes en Colombia?

El 14 de mayo de 2021 se sancionó en Colombia la Ley 2089, por la cual se prohíbe el uso del castigo físico y los tratos crueles, humillantes o degradantes y cualquier tipo de violencia como método de corrección contra las niñas, niños y adolescentes.

La Ley busca proteger a niñas, niños y adolescentes de todas las formas de violencia física y mental mientras están bajo el cuidado de los padres, tutores legales o cualquier otra persona que esté a su cargo. Asimismo, hace un llamado al descubrimiento de formas alternativas de crianza en la resolución de conflictos y a la generación de condiciones socioeconómicas adecuadas, para que madres y padres puedan generar una buena crianza e identificación de las situaciones de riesgo para actuar sobre ellas. También hace un aporte vigilante y propositivo de la sociedad civil para apoyar a madres y padres a proteger los derechos de la niñez.

 

Parte del entendimiento de que la violencia contra las niñas y niños es un reflejo de la ruptura de la familia y pide la protección de la vida, el bienestar y la dignidad de ellas y ellos.

Adicionalmente, promueve fórmulas de prevención no sancionatorias, basadas en la pedagogía y la abstención del uso de la violencia en la crianza y la educación. La norma está dirigida hacia un cambio de actitud y conciencia de madres y padres. La prevención de la violencia doméstica contra la niñez es reconocida como un asunto de derechos humanos.

¿Qué busca la Ley 2089 contra el castigo físico y los tratos humillantes y degradantes contra las niñas, niños y adolescentes en Colombia?

Cuatro de cada cinco niños entre los 2 y los 14 años son sujetos de algún tipo de disciplina violenta en la casa (30). Luego de décadas de investigaciones sobre crianza y castigo, se ha encontrado que cualquier castigo corporal, así sea leve, tiene el potencial de volverse violencia severa y maltrato, por lo que es necesario la eliminación de toda forma de trato violento, cruel y humillante hacia niñas, niños y adolescentes, a partir de la prohibición y la educación.

En las últimas décadas surgió un movimiento global para prohibir el castigo físico como forma aceptable de crianza y educación. El primer país en prohibir el castigo físico fue Suecia en el año 1979. En esa década, más del 60 % de niñas y niños en edad preescolar habían experimentado el castigo físico como medida disciplinaria o de corrección. Desde su prohibición en 1979, se iniciaron múltiples campañas masivas de información a las familias, reuniones, conferencias, articulaciones institucionales y asociaciones educativas que involucraron a madres y padres en debates sobre cómo criar a las niñas y niños sin violencia. En 1994, solo el 11 % de los suecos avalaban el castigo físico y se dio un importante cambio de actitud social para rechazar el castigo físico como medio para educar. Los resultados han sido positivos en el reconocimiento de las niñas y niños como sujetos de derechos y en la disminución de la violencia intrafamiliar y social. Este caso ha servido de investigación y de ejemplo para todo un movimiento mundial que busca acabar con el castigo físico como forma de crianza.

La Ley 2089 de 2021 está alineada con esta postura, y busca avanzar en la protección de derechos humanos en Colombia, especialmente de niñas, niños y adolescentes como sujetos de especial protección constitucional. Esta Ley pretende generar conciencia y erradicar la normalización sobre el uso de toda forma de trato violento, cruel y humillante contra niñas, niños y adolescentes. Busca que la sociedad reconozca que los derechos de niñas, niños y adolescentes ocupan un lugar prevalente y que sea garante de derechos, especialmente los derechos referentes a protección y seguridad de esta población. Lo anterior con fundamento en el principio de corresponsabilidad.

¿Por qué Colombia aprobó la Ley 2089?

Para lograr la aprobación de esta Ley, Colombia contó con un gran apoyo internacional del movimiento mundial llamado Global Initiative to End All Corporal Punishment of Children en 2020 (Iniciativa Global para Eliminar toda forma de Castigo Físico hacia los Niños), que es respaldado por más de 500 organizaciones, instituciones y gobiernos.

La Asociación Global para Terminar la Violencia contra los Niños (The Global Partnership to End Violence Against Children) fue fundada en julio de 2016 por la Secretaría General de las Naciones Unidas. Es considerada la única entidad global focalizada en el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible 16.2: “acabar con todas las formas de violencia contra los niños, porque toda niña y niño merece crecer en un ambiente libre de violencia”. Dentro de sus más de 500 asociados están incluidos gobiernos, agencias de Naciones Unidas, instituciones de investigación, organizaciones no gubernamentales internacionales, fundaciones, organizaciones de la sociedad civil, grupos del sector privado, entre otros.

 

Uno de los objetivos de la Asociación es apoyar las reformas de ley de los países para que las niñas y los niños no sean castigados físicamente y sean reconocidos como seres humanos poseedores de derechos y así poder agrandar su posición en la sociedad. Cuando se han implementado las leyes para prohibir el castigo físico le muestran a la sociedad que eso está mal y ponen a los perpetradores a rendir cuentas de sus acciones.

Desde 1979, ya son más de 62 países que prohíben el castigo físico y el trato humillante y degradante a las niñas, niños y adolescentes. Los países pioneros fueron Suecia, Finlandia, Noruega y Austria, luego se sumaron otros países de diferentes regiones y continentes. En América Latina ya son 13 países los que han prohibido el castigo físico contra niñas, niños y adolescentes en todos los entornos, incluido el hogar, y otros más están en proceso de sumarse.

La cifra de maltrato infantil y adolescente en Colombia supera los 10.000 casos al año. Por este motivo debemos avanzar en la búsqueda de nuevas formas de educar, así como en la prohibición del castigo físico, psicológico y humillante.

Colombia debe buscar un avance en el reconocimiento de niñas, niños y adolescentes como titulares del derecho humano al trato digno y respetuoso, lo cual excluye cualquier castigo físico, psicológico y humillante.

La Ley reafirma que el castigo físico no es aceptable en ninguna circunstancia. Adicionalmente, promueve otras formas de educación para proteger a niñas, niños y adolescentes frente al daño físico y psicológico. Contradictoriamente, las niñas, los niños y los adolescentes eran los únicos sujetos que no estaban protegidos frente a las sanciones físicas por parte de la Ley colombiana.

El propósito principal de prohibir el castigo físico es presentar un mensaje claro de que no es aceptable o legal golpear a niñas, niños y adolescentes o a otra persona. Igualmente, implica un cambio cultural hacia una crianza no violenta. Esto aumenta el respeto por ellas y ellos dentro de la sociedad y disminuye la tolerancia a formas de violencia o maltrato.

¿Cuál es la diferencia con la Ley que prohíbe el maltrato infantil y adolescente?

En el año 2006 se promulgó la Ley 1098 de 2006, por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia en Colombia, que cuenta con varios artículos donde se habla de la responsabilidad parental y su obligación de dar orientación, cuidado, acompañamiento y crianza a sus niñas, niños y adolescentes para lograr que tengan su máximo nivel de satisfacción de sus derechos (artículo 14).

También se les reconoce a niñas, niños y adolescentes el derecho a ser protegidos contra todas las acciones o conductas que causen su muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico (artículo 18), por lo que las madres y padres no pueden ejercer violencia física o psicológica o actos que impidan el ejercicio de sus derechos, y quedan protegidos por la ley contra el maltrato y los abusos de toda índole por parte de sus padres y responsables de su cuidado en entornos familiares, escolares y comunitarios.

El Código entiende por maltrato infantil toda forma de perjuicio, castigo, humillación o abuso físico o psicológico, descuido, omisión o trato negligente, malos tratos o explotación sexual, incluidos los actos sexuales abusivos y la violación, y en general toda forma de violencia o agresión sobre el niño, la niña o el adolescente por parte de sus padres, representantes legales o cualquier otra persona.

Sin embargo, no hace explícita la prohibición total al castigo físico, el cual se puede justificar como un castigo físico leve, que no causa daño. Por esto se hacía necesaria la inclusión de una norma específica más enfática sobre la prohibición del castigo físico en cualquiera de sus formas.

Hay una amplia aceptación social de que un nivel de violencia en la niñez es aceptable y se ha normalizado. La mayoría de las madres y padres no consideran el castigo físico como una forma de maltrato, a pesar de que el castigo corporal es la forma más común de violencia contra las niñas y los niños a lo largo del mundo y lleva al daño y a la muerte de miles de niños cada año.

El castigo corporal incluye cualquier castigo donde se use la fuerza física con la intención de causar algún grado de dolor o disconfort y otras formas no físicas de castigos que sean crueles y degradantes. El castigo corporal es una violación de los derechos de los niños a la integridad física y la dignidad humana, la salud, el desarrollo y la educación, libre de un trato cruel, inhumano, degradante y castigador.

De acuerdo con la Ley 2089, ¿qué pasa si alguien golpea a sus hijas o hijos?

El propósito de prohibir el castigo corporal de las niñas y los niños es el de la prevención, mediante el fomento de un cambio de actitudes y prácticas para promover métodos no violentos de crianza. Los adultos responsables de las niñas y los niños no suelen tener claridad sobre cómo manejar situaciones difíciles.

La Ley 2089 de 2021 es una ley de prevención. No se trata de una norma sancionatoria, sino que establece una política pública de pedagogía y prevención para evitar más violencia y se compromete a promover alternativas y prácticas para educar, orientar y disciplinar sin castigo físico e iniciar así una transformación cultural que elimine el uso del castigo físico y el trato humillante contra la niñez.

 

El propósito de la Ley no es castigar a los padres o separarlos de sus hijas e hijos, a menos de que se trate de una medida necesaria para mantener a la niña o al niño a salvo, lo cual se justificaría a fin de garantizar el bienestar e integridad física y psicológica de niñas, niños y adolescentes.

Hay evidencia que indica que lo que se aumenta con la Ley no son los castigos hacia los padres y cuidadores, sino el fomento del uso de herramientas no violentas a las que todas las madres, padres y cuidadores tengan acceso y puedan emplear. La Ley no limita la libertad de las familias, sino que busca una sociedad menos violenta.

La ley de prohibición del castigo físico y trato humillante en Suecia estuvo acompañada de una gran campaña educativa para toda la sociedad que incluyó, entre otras: la publicación de la ley en los medios de comunicación y la entrega de folletos explicativos a todos los hogares, campañas educativas, programas de apoyo para una parentalidad positiva, promoción de ambientes seguros en los colegios y las comunidades, entrenamiento profesional y otros.

Actualmente Colombia publicó la Estrategia Nacional Pedagógica y de Prevención del Castigo Físico, los Tratos Crueles, Humillantes o Degradantes 2022/2030 para identificar e ilustrar alternativas y prácticas para educar, orientar y disciplinar sin violencia (artículo 5 de la Ley 2089 de 2021). El Gobierno Nacional tiene la facultad de crear centros de formación, ofertar cursos o brindar herramientas a través de distintas organizaciones dirigidas a las familias. Además, puede realizar acciones de difusión, sensibilización y acompañamiento para prevenir el uso del castigo físico. Todas estas estrategias y acciones deben ser adoptadas por las entidades territoriales y estar disponibles para la población general.

La ley se convierte en un instrumento educativo para dejar un mensaje claro con respecto al interés superior de niñas, niños y adolescentes. No se trata de castigar a los padres y tutores, sino de respetar los derechos de niñas, niños y adolescentes, comprometer a las madres, padres y cuidadores para aprender otras formas de crianza no violenta y hacer que la sociedad avance hacia el establecimiento de relaciones positivas.