¿Cómo hago para que no lo vuelva a hacer?
Después de que se presenta la conducta retadora hay que usarla como una oportunidad educativa, primero, porque no queremos estar lidiando con las mismas conductas retadoras todo el tiempo, y, segundo, porque nuestra labor final como madres, padres y cuidadores es desarrollar habilidades de vida a partir de los aciertos y de los errores.
En primer lugar debemos tener una actitud positiva hacia el error y verlo como parte del proceso de aprendizaje, con lo que no podemos culpar, amenazar o castigar por equivocarse, sino dialogar y generar una reflexión y nuevas posibilidades.
La conversación que genera aprendizaje es la que se basa en la pregunta, no en las lecciones o sermones, es la que busca soluciones y reconoce los progresos, aunque no se haya dado el resultado todavía. El uso de los errores parte de su reconocimiento y reparación y el enfoque en soluciones permite ensayar nuevas opciones, equivocarse y volverlo a intentar.
Siempre hay que revisar situaciones particulares de cada niña, niño o adolescente que ameriten un manejo especial o un acompañamiento de un profesional. En cualquier caso no podemos dejar pasar año tras año situaciones retadoras sin darles un buen manejo porque esto puede afectar otras áreas del desarrollo o incluso su autoestima y motivación en la vida.
Por esto hay que hacer seguimiento y acompañamiento a las niñas, niños y adolescentes a lo largo de su desarrollo, y nunca dejar la conexión, la sensibilidad y la estimulación positiva de la CRIANZA AMOROSA.