Muchas veces las niñas, los niños y adolescentes no siguen las reglas porque ni siquiera las tienen claras, o porque son muchas, o porque las madres, padres y cuidadores las están cambiando todo el tiempo según su conveniencia, o porque no los han entrenado lo suficiente para seguirlas.

Una de nuestras primeras prácticas de crianza amorosa debe ser la organización del ambiente familiar y el establecimiento de reglas claras para todos. Para las niñas, niños y adolescentes es muy tranquilizador y favorable para su desarrollo tener un ambiente predecible y seguro y saber exactamente lo que se espera de ellas y ellos. Las expectativas sobre su conducta positiva la dan los límites, las reglas, los acuerdos, las rutinas, los horarios, entre otras. Estas reglas y acuerdos se practican, entrenan y se les hace seguimiento. Deben definirse con expectativas realistas y celebrar los pequeños logros. La niña, niño o adolescente debe conocer lo que pasa si se rompen estos límites. El adulto define el QUÉ se necesita, y con las niñas, niños y adolescentes se define el CÓMO se hace (por ejemplo, el adulto menciona que se necesita mantener la casa organizada y las hijas o hijos proponen ideas para lograrlo).