¿Debo educar para la felicidad?

Otra de las grandes preguntas de las madres, padres y cuidadores es si deben evitar el sufrimiento de sus hijas e hijos para que sean felices y sin frustraciones. Muchas niñas y niños han sido criados bajo este esquema sobreprotector y permisivo con bajo control y reglas y el resultado no ha sido el deseado. La vida presenta grandes retos y hay que superar muchos obstáculos a lo largo del camino, por lo que las niñas, niños y adolescentes deben desarrollar una habilidad que se llama la resiliencia.

La resiliencia es la capacidad para afrontar los fracasos y las caídas y salir fortalecidos. El estilo permisivo, que suele sobreproteger y evitar todo tipo de frustración, no permite desarrollar la resiliencia, por lo que las personas criadas bajo este estilo suelen ser mucho más frágiles emocionalmente, presentar más problemas de depresión y ansiedad.

En general las niñas, niños y adolescentes en ambientes muy sobreprotectores pueden desarrollar buenas habilidades de comunicación, pero también pueden comportarse de manera más impulsiva, manipulatoria e inmadura en muchos aspectos, mostrando pocas capacidades de adaptación. Además, pueden presentar dificultades de planeación y cumplimiento de objetivos.

No se trata de causar sufrimiento a nuestras niñas, niños y adolescentes, sino de no interferir entre nuestras hijas e hijos y las frustraciones y limitaciones naturales del mundo porque así no dejamos que desarrollen la resiliencia y les mandamos un mensaje de “como tú no eres capaz de superarlo, yo lo haré por ti” (una creencia negativa para el desarrollo de la autoestima). Educar para la vida no es mostrar un mundo color rosa, sino acompañar para que logren superar los obstáculos en un mundo real.